Mantener vigente un legado, sea la intención inicial o
simplemente una característica definitoria que se incluye entre otras tantas,
no resulta la más fácil de las tareas en cuanto se trata de dar forma a tu
propia obra.
Las catalanas Santa Rita no se amedrentan por las corrientes
en las que han decidido navegar con High On Seas, obra que rezuma un olor a
salitre familiar y en la que sopla un viento en dirección a los puertos de
Seattle. La lista de mares que surcamos con Santa Rita hace pensar en una
versión actualizada de las vertientes alternativas que dieron fama a la citada
ciudad a principios de los noventa.
Recordando a veces a Hammerbox o L7, las similitudes
comprenden únicamente el apartado vocal.
Las composiciones de Santa Rita, con espaciados y atmosféricos pasajes,
progresiones disonantes, riff que chirrían y crujen en distorsión alternándose
con momentos de sosegada introspección sonora marcan la diferencia respecto a
sus influencias, justo a lo que me refería anteriormente.
La distinción entre lo que son y de donde vienen se
hace en cortes como Cantábrico y Cap de
Reus, donde los postulados grunge se
encuentran con un rock alternativo más reciente e incluso retazos post rock.
Báltico es un remanso de tranquilidad que se forma a medida que transcurre la
canción y las capas sonoras se arremolinan grácilmente unas sobre otras. Adriático se presenta como uno de los mejores
temas por la caña que propician sus guitarras, una batería a todo trapo que no
muestra tregua a un tintineante chaston y unos sutiles coros que sobrevuelan la mezcla. El disco cierra con Finisterra y su dualidad
entre melancolía y rabia comedida, mostrando un poco lo que en términos
generales se da en High On Seas, un disco agradecido por el tratamiento de
estudio y en el que se ha omitido la sobreproducción, respetando la aspereza y
lo crudo de un sonido que, irónica y contradictoriamente, se intuye
pulimentado.
Y es que resulta que Santa Rita nos trae lo que es su primer
trabajo, un álbum maduro que no se aventura en terrenos movedizos y pomposos
excesos musicales. High On Seas ofrece algo honesto, un rock alternativo bien
ejecutado y que más que dejarse escuchar, anima a devorar el plástico de una
tacada. Música sin trampa ni cartón. Buena música.
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