lunes, 21 de octubre de 2013



Mantener vigente un legado, sea la intención inicial o simplemente una característica definitoria que se incluye entre otras tantas, no resulta la más fácil de las tareas en cuanto se trata de dar forma a tu propia obra.
Las catalanas Santa Rita no se amedrentan por las corrientes en las que han decidido navegar con High On Seas, obra que rezuma un olor a salitre familiar y en la que sopla un viento en dirección a los puertos de Seattle. La lista de mares que surcamos con Santa Rita hace pensar en una versión actualizada de las vertientes alternativas que dieron fama a la citada ciudad a principios de los noventa.  
Recordando a veces a Hammerbox o L7, las similitudes comprenden únicamente el apartado vocal.  Las composiciones de Santa Rita, con espaciados y atmosféricos pasajes, progresiones disonantes, riff que chirrían y crujen en distorsión alternándose con momentos de sosegada introspección sonora marcan la diferencia respecto a sus influencias, justo a lo que me refería anteriormente.
La distinción entre lo que son y de donde vienen se hace  en cortes como Cantábrico y Cap de Reus,  donde los postulados grunge se encuentran con un rock alternativo más reciente e incluso retazos post rock. Báltico es un remanso de tranquilidad que se forma a medida que transcurre la canción y las capas sonoras se arremolinan grácilmente unas sobre otras.  Adriático se presenta como uno de los mejores temas por la caña que propician sus guitarras, una batería a todo trapo que no muestra tregua a un tintineante chaston y unos sutiles coros que sobrevuelan  la mezcla.  El disco cierra con Finisterra y su dualidad entre melancolía y rabia comedida, mostrando un poco lo que en términos generales se da en High On Seas, un disco agradecido por el tratamiento de estudio y en el que se ha omitido la sobreproducción, respetando la aspereza y lo crudo de un sonido que, irónica y contradictoriamente, se intuye pulimentado.
Y es que resulta que Santa Rita nos trae lo que es su primer trabajo, un álbum maduro que no se aventura en terrenos movedizos y pomposos excesos musicales. High On Seas ofrece algo honesto, un rock alternativo bien ejecutado y que más que dejarse escuchar, anima a devorar el plástico de una tacada. Música sin trampa ni cartón. Buena música.
              

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