Foto: Juan Fernandez.
No quiero ser crucificado pero acepto críticas, capones y
todo lo que os de la gana. El porqué de este comienzo, sencillo, debo confesar
y confieso que nunca antes había visto a Berri Txarrak en directo. Que porqué
ir ahora, pues porque me había renganchado hace unos meses ya a estos navarros
que me traen loco. Es indudable que un directo de este calibre no tenía razón
para perdérmelo.
Nos plantamos algunos
colegas y yo en la Tren de Granada, encima una hora antes de que todo el
jolgorio comenzara ya que como andamos mal de la cabeza nos confundimos de
hora.
Listo todo primer tropiezo que te crió, resulta que según el
señor de la puerta no estaba acreditado para cubrir el evento habiendo ya
recibido el día anterior el mail de confirmación. Quizás creía el señor que
estaba intentando colarme de gorra pero fue sacar el móvil para llamar a la
promotora y ver qué pasaba que mi amigo me dejó pasar sin vacilar. Al decir
primero quise decir primer y único tropiezo de la noche porque la verdad es que
fue redonda redonda.
Como es habitual, me gusta llegar con tiempo y ver a los
teloneros; esta vez los encargados de comenzarlo todo fueron los sevillanos Catorce. Ni me dejaron indiferente a mí
ni creo que a las poco más de sesenta personas que estábamos en sala en aquel momento.
Mezcla de rock, grunge y stoner, pero stoner del bueno, como el que se marcaban
aquellos primerizos Kyuss o Slo Burn. Sudor, buenas canciones y un dejárselo
todo sobre las tablas.
Según comentaban mis amigos quienes siempre que Berri
Txarrak viene por esta ciudad van a verlos, esta era la vez que mejor entrada
habían registrado. No vamos a decir lleno pero la verdad es que contando con
que el ochenta por ciento de la población vasca de Graná estaba allí y los
demás fans que se han ido ganando a pulso desde aquel lejano 94 presentes,
hicimos de la sala un enclave perfecto para recibirlos como se merecían.
Venían a presentar su último redondo Haria, Divucsa Music 2011. Y para rendirle homenaje, del tirón y
sin tiempo para pestañear nos soltaron los tres primeros temas del mismo. En
ese momento no veías ni por dónde te venían las notas y no fue hasta el cuarto
tema Izena cuando reaccioné y me di
cuenta de que aparte de disfrutar, mi deber era también estar en el foso. A
distancia corta vi como me pasaban por encima temas como Izena, Izena, Ezina, y un trío demoledor como fueron Ez Dut Nahi, Ez y Jaio Musika Hill. En
esas distancias cortas es donde un grupo de nivel se la juega, ¿suena algo
verdad?. Pues lo cierto es que me cogieron y no me soltaron. Una banda que
desprende magnetismo y pura energía encima del escenario. Cada vez me doy más
cuenta de que no hacen falta más de tres/cuatro tíos para montarla de la manera
que los vascos los hicieron. Oreka y
Folklore pareja perfecta para no dejar que te dé tiempo para reponerte de
lo que ya te vas dando cuenta que es uno de los mejores directos que puedes
ver. Lo cierto es que no se prodigaron mucho con el público pero también te
pones a pensar que para qué teniendo un set tan sólido como al que hasta ahora
estaban desplegando. Upps zas en toda la boca cuando nos introducen Maravillas. Momento en el cual nos dio
tiempo a pegarle un trago al tubo y flipar con una de las canciones más
geniales que hayan podido hacer. Iraila
y Harra del último largo también se comportaron e hicieron cobrar vida a
unos temas que si ya de por sí en estudio suenan bien, en directo ni te
imaginas. Antes de marcharse nos dejaron esas joyitas que son Zertarako Amestu y Berba eta Irudia. Vamos
que nos dejaron bien tiernos y calentitos para los bises.
El final, como no podía ser de otra manera, a lo grande y a
toda hostia. Makuluka, Denak ez du Balio
y Oihu. Por si no nos habían dado suficiente caña aquí teníamos varazos y
petardazos de verdad.
Concluyendo, decir que prometo nunca más perderme un directo
de Berri Txarrak y ya entiendo mejor por qué RoadRunner ha apostado por ellos.
De lo que tenemos por aquí sino lo mejorcito, lo mejor, y sí va al revés. Ahí
lo dejo.
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