No es ficción, es un hecho constatado, Galicia se mueve. Si en el anterior número de nuestro fanzine aparecía una reseña de la también banda gallega Nadadora, para esta entrega y sin que haya alguna coincidencia, presentamos a Igloo, que acaban de publicar su último plástico, Infinito 3.
Han pasado dos años desde que nos dejaron otro regalito, también en formato CD llamado “La Transición de Fase”, cuyas canciones ya nos enseñaban a una banda que había madurado y bastante desde su EP “#1” y su primer largo, “Una Luz de Estío Glacial”. En “La Transición...” pudimos escuchar un buen puñado de canciones en las que predominaban unas guitarras, a ratos melancólicas, a ratos desgarradoras y una continuación por el camino de la electrónica y el uso de sintes. De este trabajo podemos destacar temas como “Al otro lado del Universo” y “Sin Mentiras”, que valdrían de ejemplo para mostrar esta dualidad guitarra- sintetizadores. Encontramos también temas comparables a esos primerizos Editors antes de la publicación de su “In This Light and On This Evening”.
Hecha ya la introducción a los gallegos, creo que es hora de empezar a analizar su magnífico último álbum, Infinito 3.
Desde el comienzo y a la primera escucha, lo que se intuye es que el sonido ha mejorado bastante. El sonido del disco sigue la línea marcada en discos anteriores pero esto no me hace ver nada negativo en ello, al contrario, si juntas un mejor sonido y una mejor manera de transmitir con sus letras, hace de éste álbum un disco transparente y personal, donde los gallegos se han abierto el pecho y nos han dejado registrar hasta sus mismísimas entrañas.
El largo abre con dos temas de lo más movido, “Nanomedicos” y “El Mundo Perfecto de Kira”, para completar esta trilogía “Cientos de Motivos”. Este último tema, y con razón, ha sido elegido para abanderar este disco, y no es de extrañar porque muestra, como pocas, la energía y el saber hacer en los medios tiempos de esta banda.
Tras tres cortes llenos de fuerza, llegamos a un oasis con la preciosa balada “Nina Kulagina”. Tras este pequeño respiro, llegamos a la mitad del disco, en los que la fuerza e identidad propia toman el timón. “Desastrología” es uno de los temas más directos del disco donde priman unas guitarras que nada tienen que esconder. Siguen con E.L.O, la cual continúa en la línea de su predecesora, pero con un ligero cambio en el idioma, la única canción en inglés del disco donde parece que quieren rescatar esa espíritu rocker que invadieron las islas allá por los 80. Temas que también continúan esta línea dentro del álbum son “Años Luz” y “Zumo V”.
En definitiva, tenemos que decir sin ninguna duda, que Igloo ha ganado la batalla, la guerra y seguro que seguirán ganando todo lo que se propongan, ya que somos muchos los que alabamos su trabajo.
Un placer seguir escuchando bandas como esta, y sobre todo, ver cómo la escena independiente española sigue repuntando.
¡¡¡¡¡Que dure mucho!!!!!
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